La doma del buey (Las diez etapas del despertar en la tradición Zen)
1. La búsqueda del toro
Por las praderas de este mundo, atravieso sin descanso
los altos pastos en busca del toro.
Siguiendo el curso de ríos sin nombre,
perdido en los senderos de montañas distantes,
Falto de fuerzas y exhausto, no puedo encontrar al toro.
Tan solo escucho a las langostas chirriar
en el bosque durante la noche.
2. El descubrimiento de las huellas
En la orilla del río, bajo los árboles, ¡descubro las huellas!
Incluso sobre la hierba húmeda veo sus pisadas.
En lo más profundo de las más remotas montañas las he descubierto.
Estas señales no pueden ser ocultadas más que la propia nariz, cuando uno mira al cielo.
3. Percibiendo al toro
Escucho el canto del ruiseñor.
El sol es cálido, el viento es suave,
los sauces reverdecen junto a la orilla,
Aquí, ¡ningún toro puede ocultarse!
¿Qué artista puede dibujar esa enorme cabeza,
esos majestuosos cuernos?
4. Atrapando al toro
Consigo agarrar al toro tras una terrible lucha.
Su enorme poder y voluntad son inagotables.
Sube hasta el altiplano por encima de la neblina,
o permanece en un barranco impenetrable.
5. La doma del toro
El látigo y la cuerda son necesarios.
De otro modo podría perderse en algún camino polvoriento.
Si se le sabe adiestrar se convierte en un animal muy dócil.
Entonces, obedece a su amo sin trabas.
6. Montando el toro camino a casa
Subido en el toro, tranquilamente regreso a casa.
El sonido de mi flauta resuena en la tarde.
Midiendo con mi mano la armonía pulsátil,
dirijo el inagotable ritmo.
Cualquiera que escuche esta melodía se unirá a mí.
7. El toro trascendido
En lomos del toro, llego a casa.
Estoy sereno. El toro también puede descansar.
El crepúsculo ha caído. En un reposo absoluto,
me desprendo del látigo y la cuerda,
en el interior de mi morada de paja.
8. El toro y el self son trascendidos
Látigo, cuerda, persona y toro, todos se fusionan en la Nada.
Este cielo es tan vasto que ningún mensaje puede mancharlo.
¿Cómo puede un copo de nieve existir en el rugiente fuego?
Aquí están las huellas de los patriarcas.
9. Alcanzando la fuente
Demasiados pasos han sido necesarios
para volver a la raíz y la fuente.
¡Mejor haber estado ciego y sordo desde el principio!
Habitando la verdadera morada de cada uno,
sin prestar atención al mundo exterior.
El río fluye tranquilamente y las flores son rojas.
10. En el mundo
Descalzo y con el pecho desnudo,
me mezclo con la gente del mundo.
Mis ropas están rotas y llenas de polvo,
y me siento en un estado de perpetua bienaventuranza.
No utilizo ninguna magia para prolongar mi vida;
Ahora, frente a mí, los árboles muertos cobran vida.
Ilustraciones: Tomikichiro Tokuriki, famoso grabador moderno de Kyoto.
Poemas: Kakuan, maestro chino del siglo XII
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio